Entrevista a Lluís Quilez En la lucha por un lugar en los Óscar 2017

Entrevista a Lluís Quilez. En la lucha por un lugar en los Óscar 2017

Entrevista exclusiva con el director barcelonés

Graffiti un cortometraje rumbo a los Óscar

Este cineasta barcelonés, es ya un artista con cierta andadura que ha conseguido situarse con esfuerzo, dedicación y alma entre los preselecionados para los Óscar 2017, además de haber ganado 25 premios en diferentes festivales. Graffiti es un cortometraje de 30 minutos de duración rodado en Pripyat (Ucrania), una ciudad que, el 26 de abril de 1986, fue el escenario de uno de los mayores desastres de la era moderna, por tratarse de la población más cercana al reactor numero cuatro de la planta nuclear de Chernóbil. Este emblemático y misterioso escenario ofrece con su austera, devastadora y desértica imagen, la soledad y el desamparo que Lluis intenta trasmitir en esta historia.

-¿Qué mensaje has querido trasmitir tanto en el guion como en la dirección?
-Simplemente quería contar una historia de amor y soledad donde explorar el poder de la imaginación. No estoy seguro pero, tal vez, si hay algún mensaje debe ser que “no hay más realidad que tu realidad”.

-Como en tus anteriores trabajos, el misterio y el pensamiento mágico y de los sueños están muy presentes en Graffiti, nos puedes contar por qué son tan importantes para ti esos puntos de vista?
-Me siento muy cómodo contando historias que se sirven de los mecanismos del misterio y/o suspense. No es algo que haya elegido premeditadamente cuando pienso o visualizo una historia. Supongo que desde que empecé a interesarme por el cine me llamaron la atención directores como Hitchcock o Polanski y su forma de narrar con la cámara. De hecho, no creo que Graffiti sea un thriller o una película de suspense, es más bien un drama romántico, pero me interesa contarlo a través de los mecanismos del misterio. En referencia al pensamiento mágico, diría que el niño que tengo dentro es quien toma la riendas en ciertos momentos y me lleva a explorar el mundo de la fantasía, los sueños y la magia.

No creo que Graffiti sea un thriller o una película de suspense, es más bien un drama romántico, pero me interesa contarlo a través de los mecanismos del misterio.

-En la web del corto, nos explicas tu visión general sobre esta historia, y transmites una idea muy interesante, en la época actual, la posmodernidad, la era de la información, paradójicamente, tenemos a nuestro alcance la inmediatez de la comunicación, y las distancias se han acortado gracias a la globalización de las comunicaciones, pero tu percibes que la soledad sigue reinante en nuestras vidas, y que los chats son el consuelo de nuestra solitaria existencia. ¿Graffiti es una crónica de esta situación? ¿Crees que la soledad es una condición inherente del ser humano, más fuerte que el vínculo social, o que es consecuencia de la devastación del mundo que nos rodea?
-Graffiti nace ante la necesidad de hablar del amor idealizado, o incluso platónico que no tiene que basarse en algo real o tangible. O, que si se basa, puede estar completamente alterado por la percepción del enamorado. ¿Cuántas historias de amor epistolares habrán habido en la historia? Existe una larga tradición de historias de amor que se desarrollan por medio escrito. Hoy en día con la aparición de los chats, las redes sociales y los mensajes instantáneos podríamos decir que este tipo de historias se han actualizado y pueden ser cercanas para algunos espectadores. Pese a todo, la tendencia al individualismo y la inmediatez también nos ha llevado a un mayor grado de aislamiento. Sin duda me interesa esta paradoja producida por el uso de internet.

-En un momento dado el protagonista tiene la opción de cambiar por completo su realidad, pero en el último instante decide no hacerlo ¿Qué has querido transmitirnos con esta decisión?
-El protagonista decide creer en algo que no ve. Tiene fe y apuesta en lo que cree. Pienso que “la vida es una ilusión” y a través de la decisión crítica tomada por el protagonista quería transmitir esta idea.

-¿Ha cambiado algo de ti, tras ver el trabajo final?
-No tanto al ver el trabajo final, sino que el cambio se ha producido durante el proceso. Hacer una película (o un corto) siempre tiene algo de transformador para el creador. Es una experiencia muy intensa donde en poco tiempo se producen muchos cambios y te enfrentas a situaciones extremas. Para más inri estás contando algo que es importante para ti a una multitud desconocida. Me gusta pensar que contar una historia (en mi caso mediante el formato cinematográfico) es como acercarse a desconocidos por la calle y contarles un secreto, trascendental para ti, susurrándoles al oído.

-¿Qué sucede, qué piensas cuando por primera vez algo tan íntimo sale a la luz?
-Un director al que admiro, Antonioni (autor de diversa obras maestras, entre ellas Blow up, de la que podría decirse que guarda ciertas similitudes con mi corto) decía una frase que lo resume a la perfección: “Para mi, hacer una película es vivir”.

-¿Qué destacarías de tu trabajo como director?¿Hay algún aspecto negativo?
-Es un trabajo maravilloso, que te permite conocer a gente creativa y ponerte a prueba día a día. Un trabajo lleno de retos y situaciones estimulantes que te obligan a conocerte y superarte. El nombre de mi productora es Euphoria ya que esta palabra define el estado que me provoca emprender cada nuevo proyecto.
Como aspecto negativo destacaría que el cine es un arte muy caro y, aunque se ha democratizado mucho con la llegada del soporte digital, financiar proyectos sigue siendo complicado.

El nombre de mi productora es Euphoria ya que esta palabra define el estado que me provoca emprender cada nuevo proyecto.

-¿Podrías avanzarnos cuál es tu próximo trabajo?
-Estoy trabajando en varios proyectos de largometraje. Uno de ellos es un thriller sobre la identidad, un tema que quiero explorar próximamente. Otro de los proyectos que tengo pendientes es una historia de catástrofes centrada en los conflictos morales de un grupo reducido de personajes en varios puntos geográficos del planeta. Ya veremos que sale primero.

-¿Cómo ves el mundo del cortometraje hoy en día, a nivel nacional e internacional?
Desde que empecé con los cortos, por ahí en el 2004, ha cambiado mucho. La llegada e imposición masiva del digital ha multiplicado la producción, pero se ha reducido la calidad. Creo que se hacen muchos más cortos que hace 10 años pero la calidad media no es superior. El nivel del corto español hace unos años era altísimo y de hecho sirvió como plataforma de lanzamiento a excelentes directores, que hoy en día están asentados en la industria. El papel de los festivales sigue siendo clave en la distribución del corto ya que todavía no se ha apostado desde las plataformas digitales por acercar este formato al gran público y hacerlo rentable para sus creadores.

Creo que se hacen muchos más cortos que hace 10 años pero la calidad media no es superior.

-Qué propuesta le harías al industria cinematográfica para promocionar los cortometrajes, y acercarlos a un mayor número de espectadores?
-Ideas hay muchas, la primera seria que a nivel gubernamental no se dejara de apoyar al cortometraje con ayudas desde el Ministerio de Cultura. El cine, como cualquier industria, necesita renovarse de nuevos profesionales día a día y a mi modo de ver el corto es el medio perfecto para que un director muestre sus habilidades como narrador. El apoyo a la cultura y a los formatos más marginales o desfavorecidos es clave para tener una industria rica en los próximos años. En cuanto a la distribución pediría a las cadenas de televisión que busquen un espacio para poder dar a conocer este formato al espectador.

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